Juan
Guillén
Esta es una idea que surgió con los cacerolazos de protesta que se dieron en el Táchira, luego de las elecciones. La hemos puesto en práctica en el sector donde vivo y ha dado buenos resultados. Consiste en ponernos de acuerdo para usar las cacerolas como alarma en caso de un hecho delictivo o sospechoso.
Cuando algún vecino observa una situación extraña, comienza a golpear una cacerola y los demás vecinos nos ponemos alerta, acudimos a ver que es lo que pasa y llamamos a la policía. En la mayoría de los casos los sospechosos huyen la oír el alboroto. No solo sirve para casos como robos, etc, también sirve en casos de accidentes domésticos, incendio y cualquier otra causa que requiera del auxilio de los vecinos. Para organizarla, primero convocamos a una pequeña reunión con un grupo de habitantes del sector, para plantear la idea; luego promovimos una reunión mayor con volantes y casa por casa, logrando una gran asistencia. El sistema es rápido, fácil y económico por lo que no pierdes nada al intentarlo.
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